Es un método de conservación para toda clase de hortalizas, manteniendo todas sus vitaminas e incluso incrementando su valor nutritivo. Como los probióticos creados durante el proceso de fermentación, beneficiosos para la flora intestinal y el sistema inmunológico.
Todo un milagro la lacto-fermentación. Las bacterias “buenas” transforman el azúcar y el almidón en ácido láctico, lo que ayudará a la conservación del alimento.
Podemos añadir cualquier aderezo para realzar el sabor, como laurel, jengibre, albahaca, orégano, granos de mostaza, etc.
Dificultad: fácil
Ingredientes:
6 hojas de col china – 1 zanahoria – 1 litro de agua hervida – 1 cucharada de sal (30 gramos) – granos de mostaza.
Esterilizar los botes de cristal.
Lavar las verduras. Cortar la col china y la zanahoria en tiras finas.
Rellenar con col, zanahoria y granos de mostaza. Repetir hasta arriba, dejando un espacio de 2 cm.
Presionar las verduras.
Añadir la salmuera. Poner algo que mantenga las hortalizas bajo el agua (yo he puesto un frasco de cristal).
Cerrar la tapa sin forzar. Colocar los botes en un bol (con la fermentación puede salir líquido por la presión) a temperatura ambiente durante 5 días.
Pasado ese tiempo, cerrar bien el frasco y guardar a temperatura ambiente hasta 12 meses. Con el proceso de fermentación en invierno, los pickles tendrán un sabor más suave y en verano se notará algo más de acidez.
Una vez abierto conservar en el frigorífico y consumir rápidamente.
Esperar 3 semanas antes de degustar.